Las jornadas catequéticas forman, permiten aprendizajes significativos, posibilitan lecturas y conocimientos, dan razón de la fe desde el afecto o las sensaciones y no sólo desde el conocimiento. Con ello se intenta dar una respuesta de fe a Dios como algo verdaderamente humano y no opuesto a la razón mientras que se desarrollan los valores propuestos por Jesús en el Evangelio.

Entrevista al Cardenal Martini

Carlo María Card. Martini, S.I. 
La cara ha adelgazado, pero los ojos de un azul intenso la iluminan aún más. Me mira fijamente, como para reconocerme. Hace muchos años que no nos hemos visto, aunque hemos hablado a menudo intercambiando a distancia sentimientos y pensamientos.

Han pasado 13 años desde ese debate a dos voces organizado por Vincenzo Paglia, entonces asistente eclesiástico de la comunidad de San Egidio, en el gran salón del palacio de la Cancillería en Roma. El tema de ese debate era La paz es el nombre de Dios, con un subtítulo: Qué puede unir hoy a católicos y laicos. Desde entonces, la figura del arzobispo de Milán ha sido para mí un punto de referencia, he seguido su obra pastoral dirigida a los creyentes y su diálogo constante con los no creyentes, su relación con el cardenal Silvestrini, con Pietro Scoppola, con la comunidad de San Egidio, con las varias almas de la Compañía de Jesús. He leído sus libros, y en concreto, las Conversaciones nocturnas en Jerusalén. Y ahora, el que acaba de salir, Estamos todos en la misma barca, un largo diálogo con don Luigi Verzè, fundador del hospital de San Rafael en Milán y de la universidad del mismo nombre.

El binomio Martini-Verzè ha asombrado a muchos amigos del cardenal. El fundador del San Rafael es un personaje de notable audacia que tiene muy poco en común con Martini. ¿Por qué le ha elegido precisamente a él como interlocutor? La explicación es clara: las diferencias entre los dos surgen del libro, pero el objetivo común es el de llamar la atención de los cristianos católicos hacia problemas que ya no se pueden aplazar.

Le pregunto a Martini cuáles son esos problemas en orden de importancia: "Ante todo, la actitud de la Iglesia hacia los divorciados, y luego, el nombramiento y la elección de los obispos, el celibato de los sacerdotes, el papel de los laicos católicos y la relación entre la jerarquía eclesiástica y la política. ¿Le parecen problemas de fácil solución? ¿Pueden interesar también a un laico no creyente como usted?".

Me mira sonriente y se acomoda en la silla, que cruje, y me asalta el temor de que sea inestable, pero él me tranquiliza: "Es sólida, no se preocupe, es que yo me muevo demasiado".

Nos encontramos en una habitación muy sobria, con una mesa larga y algunas sillas, en la residencia de los jesuitas en Gallarate. El cardenal, antes de recibirme, se ha reunido con unos 50 sacerdotes procedentes de los alrededores de Milán. Querían escuchar sus palabras de fe y esperanza en una sociedad cada vez menos cristiana y cada vez más indiferente.

Pregunta. ¿Indiferente hacia qué?
Respuesta. Ya no hay una visión del bien común. El sentimiento dominante es defender los intereses particulares y no los del grupo. Quizá piensan que son buenos cristianos porque de vez en cuando van a misa y acercan a sus hijos a los sacramentos. Pero el cristianismo no es eso, no es sólo eso. Los sacramentos son importantes si coronan una vida cristiana. La fe es importante si avanza junto a la caridad. Sin la caridad, la fe está ciega. Sin caridad no hay esperanza y no hay justicia.

P. Usted, cardenal Martini, ha afirmado en muchas ocasiones que la caridad es importante, pero quizá sea necesario definir con exactitud qué quiere decir usted con esta palabra. No creo que se limite a hacer el bien al prójimo.
R. Hacer el bien, ayudar al prójimo, son desde luego aspectos importantes, pero no son la esencia de la caridad. Hay que escuchar a los demás, comprenderlos, incluirlos en nuestro afecto, reconocerlos, romper su soledad y ser sus compañeros. En resumen: amarlos. La caridad predicada por Jesús es la participación plena en la suerte de los demás. Comunión de los espíritus, lucha contra la injusticia.

P. En su libro Conversaciones nocturnas, usted dice que los pecados son numerosos y la Iglesia enumera muchos, pero en su opinión el auténtico pecado del mundo -lo dice exactamente así, si mal no recuerdo- es la injusticia y la desigualdad. Si he entendido bien sus palabras, ¿la caridad consiste en luchar contra la injusticia?
R. Jesús dijo que el reino de Dios será de los pobres, de los débiles, de los excluidos. Dijo que la Iglesia tendría como misión estar a su lado. Ésta es la caridad del pueblo de Dios predicada por su Hijo, que se hizo hombre para salvarnos.

P. Cardenal, ¿a qué se refiere con pueblo de Dios? ¿Son los laicos católicos pueblo de Dios?
R. Toda la Iglesia es pueblo de Dios: la jerarquía, el clero, los fieles.

P. ¿Tienen los fieles un papel activo en el gobierno de la Iglesia, en la administración de los sacramentos, en la elección de sus pastores?
R. Desde luego, tienen un papel, pero deberían desempeñarlo mucho más plenamente. Demasiado a menudo es un papel pasivo. Ha habido épocas en la historia de la Iglesia en las que la participación activa de las comunidades cristianas era mucho más intensa. Cuando hablaba antes de una indiferencia extendida, pensaba precisamente en este aspecto de la vida cristiana. Aquí hay una laguna, una falta silenciosa, especialmente en la sociedad europea y en la italiana.

P. ¿Piensa en la escasa frecuencia de los sacramentos, de la misa, de las vocaciones?
R. Éstos son aspectos externos, no sustanciales. La esencia es la caridad, la visión del bien común y de la felicidad común. Felicidad no sólo para nosotros, sino para los demás, y no sólo en el presente, aquí y ahora, sino para los hijos y los nietos, para las generaciones futuras.

P. ¿La Iglesia institucional hace lo suficiente en esta dirección?
R. Hace mucho, pero debería hacer mucho más.

P. Cardenal Martini, me gustaría plantearle una cuestión bastante delicada. Un conocido escritor católico, Vittorio Messori, ha escrito recientemente que la Iglesia institucional, es decir, el Vaticano, con su Secretaría de Estado, sus nuncios repartidos por todo el mundo, sus estructuras de Curia, no puede sancionar los vicios privados de los poderosos. Su misión es estipular acuerdos, concordatos, afrontar problemas concretos de poder a poder. Alcanzó acuerdos con Hitler, Mussolini, Pinochet, Franco, Craxi: si les hubiese juzgado públicamente por su comportamiento, por su moralidad, no habría podido actuar políticamente, como es su deber. El problema compete, si acaso -según Messori-, al confesor, admitiendo que alguno de esos poderosos se confiese. De cualquier manera, el tema de la salvación es cosa del clero pastoral, de los párrocos y obispos que cuidan de las almas. ¿Está usted de acuerdo con esta distinción entre instituciones vaticanas y clero con funciones pastorales?
R. En verdad, no estoy muy de acuerdo: la distinción que hace Messori se remonta a una fase en la que aún existía el poder temporal y en la que el Papa era casi un soberano; pero, gracias a Dios, ese poder terminó y no puede ser restaurado. Es una suerte que haya terminado. Desde luego, existe una estructura diplomática en la Santa Sede, pero al fin y al cabo está formada por sacerdotes, cuyo fin último es dar testimonio de la predicación evangélica y de su contenido profético. A esto tengo que añadir que la estructura diplomática, en mi opinión, es demasiado redundante y requiere demasiada energía de la Iglesia. No siempre ha sido así. En la historia de la Iglesia, durante siglos y siglos, esta estructura ni siquiera existía y en el futuro podría reducirse en gran medida, o incluso llegar a ser desmantelada. El deber de la Iglesia es dar testimonio de la palabra de Dios, el Verbo Encarnado, el mundo de los justos que vendrá. Todo lo demás es secundario.

P. ¿Las iglesias protestantes no tienen estructuras semejantes? ¿No son necesarias para tutelar la libertad religiosa y el espacio público que necesita la Iglesia para difundir sus valores?
R. Las iglesias protestantes no tienen estructuras tan centralizadas y poderosas como la nuestra. Desde este punto de vista, son más débiles que la Iglesia católica, pero en otros aspectos están más cohesionadas con los fieles.

P. El problema que usted plantea existe, indudablemente. ¿Afecta a los obispos? Quizá la figura del Papa, que existe sólo en la Iglesia católica, tiene como consecuencia cierto temporalismo que ha sobrevivido al poder temporal propiamente dicho.
R. El Papa es ante todo el obispo de Roma. Para nosotros, los católicos, es el vicario de Cristo en la tierra y le debemos amor, respeto y obediencia, pero sin olvidar que la Iglesia apostólica se erige sobre dos pilares: el Papa y su comunión con los obispos. Recuerdo que en el consistorio que precedió al último cónclave hubo un debate preliminar para realizar una especie de retrato robot del futuro pontífice. Cuando me tocó hablar a mí, dije que nosotros debíamos elegir al obispo de Roma. Quería decir con ello que siempre prevalece la capacidad y la vocación pastoral por encima de la diplomática o la teológica.

P. ¿Usted dijo eso? ¿Que ustedes, el cónclave, debían elegir al obispo de Roma?
R. ¿Le parece una herejía? Y sin embargo, éste es el mandamiento constante según la doctrina y la tradición evangélica.

El tiempo pasaba y aún había muchos temas que me habría gustado discutir con el cardenal Martini, pero temía cansarle demasiado. Se lo dije, pero me respondió que podíamos continuar.
Había un tema que me interesaba especialmente. Le dije que al leer su último libro, el que había escrito con Verzè, me había parecido entender que se inclinaba hacia otro concilio, una especie de Vaticano III. ¿Se ha debilitado el impulso del Vaticano II? ¿No habría que retomar el discurso y llevarlo más adelante? La respuesta que me dio me pareció muy innovadora y también imprevista.
R. No pienso en un Vaticano III. Es cierto que el Vaticano II ha perdido parte de su impulso. Quería que la Iglesia se enfrentase a la sociedad moderna y a la ciencia, pero este enfrentamiento ha sido marginal. Aún estamos lejos de haber afrontado este problema y casi parece que hemos dirigido nuestra mirada más hacia atrás que hacia delante. Habría que retomar el impulso, pero para hacerlo no es necesario un Vaticano III. Dicho esto, yo soy partidario de otro concilio, es más, lo considero necesario, pero sobre temas específicos y concretos. Considero que habría que poner en marcha lo que se sugirió, o mejor dicho, decretó, en el Concilio de Constanza, es decir, convocar un concilio cada 20 o 30 años, pero con un solo argumento, dos como mucho.

P. Esto supondría una revolución en el gobierno de la Iglesia.
R. A mí no me lo parece. La Iglesia de Roma no se llama apostólica por casualidad. Tiene una estructura vertical, pero al mismo tiempo también horizontal. La comunión de los obispos con el Papa es un órgano fundamental de la Iglesia.

P. ¿Y cuál sería el tema del concilio que usted desea?
R. La relación de la Iglesia con los divorciados. Afecta a muchísimas personas y familias, y desgraciadamente, el número de personas implicadas aumentará, así que hay que afrontarlo con sabiduría y visión de futuro. Pero hay otro argumento que debería afrontar un próximo concilio: el del curso penitencial de la propia vida. Verá usted, la confesión es un sacramento extremadamente importante, pero ya exangüe. Cada vez son menos las personas que lo practican, pero, sobre todo, su ejercicio se ha convertido en algo casi mecánico: se confiesa algún pecado, se obtiene el perdón, se recita alguna oración y se acabó. En la nada o poco más. Hay que devolver a la confesión una esencia auténticamente sacramental, un recorrido de arrepentimiento y un programa de vida, una confrontación constante con el propio confesor; en resumen, una dirección espiritual.

Nos levantamos. Me dijo que había leído mi último libro, El hombre que no creía en Dios, y que había encontrado algunas concordancias con su visión del bien común. Le di las gracias. Yo me siento muy cercano a usted, le dije, pero no creo en Dios, y lo digo con total tranquilidad de espíritu.
Sentí la tentación de abrazarlo, pero estamos los dos algo temblorosos y habríamos corrido el riesgo de acabar en el suelo. Nos estrechamos la mano prometiendo volver a vernos pronto.

© La Repubblica. Traducción de News Clips.

Cuestionario ESI (implementación)

A continuación se encuentran algunas preguntas que te servirán como guía para medir tus conocimientos acerca de los diez temas que se han revisado en el plan de implementación de la materia y que permitirán una solvencia adecuada para abordar la materia propia de sexto curso, la Enseñanza Social de la Iglesia:

A. Las visiones de Dios, el hombre y el mundo
  1. ¿Cuál es la concepción del hombre primitivo respecto a Dios, a sí mismo y a la naturaleza?
  2. ¿En qué época de la historia se evidencia un teocentrismo?
  3. ¿Cómo influye el feudalismo en la concepción sobre Dios y sobre el mundo medieval?
  4. ¿Qué sucede en el renacimiento? ¿En qué centran su atención los seres humanos de esta época?
  5. La actual estructura administrativa de la Iglesia, ¿a qué época de la historia responde?
  6. ¿Cómo superar históricamente la heteronomía?
  7. El mundo moderno, ¿en qué aspecto centró su atención?
  8. ¿Por qué existe actualmente (postmodernidad) un relativismo?
  9. ¿Qué papel juega el desarrollo de la ciencia en las visiones de Dios, el ser humano y el mundo?
  10. ¿En la actualidad, es posible que la fe, la ciencia y la cultura sean coherentes entre sí? ¿De qué forma lo logran?

B. Las religiones
  1. ¿Cuáles son las principales religiones monoteístas que existen en el mundo?
  2. ¿Existe alguna raíz común entre estas religiones monoteístas?
  3. ¿Cómo se llama la religión que profesas?
  4. ¿Cuáles son los libros sagrados y las principales deidades de las grandes religiones monoteístas?
  5. ¿Qué se entiende por ecumenismo?
  6. ¿Qué es diálogo interreligioso?
  7. ¿Qué papel juega la tolerancia religiosa en un mundo como el actual? ¿Por qué es importante para los cristianos este valor?
  8. ¿Qué coincidencias y diferencias se encuentran entre el cristianismo y el judaísmo?
  9. ¿Qué se entiende por el concepto islámico de"guerra santa"? ¿Cómo debe ser entendido?
  10. ¿Cómo evitar fundamentalismos desde el cristianismo?

C. La Biblia
  1. ¿Cómo se estructura la Biblia?
  2. ¿La Biblia es "palabra de Dios" o "palabra de seres humanos"?
  3. ¿Qué géneros literarios se encuentran en la Biblia?
  4. Los primeros capítulos del Génesis, ¿corresponden a una historia o a una teología? Explique
  5. ¿Qué es el género apocalíptico? Mencione un par de libros, uno del AT y otro del NT, que correspondan a este género.
  6. Explique el origen de los evangelios. ¿Por qué a tres de ellos se los llama sinópticos?
  7. ¿Qué son los evangelios apócrifos? ¿Por qué no se encuentran en la Biblia?
  8. ¿Cuántos libros tiene cada una de las dos partes de las que está conformada la Biblia? ¿En qué se diferencia la biblia católica de otra?
  9. ¿Qué es el método crítico sapiencial? Explique sus pasos con los objetivos que persiguen.
  10. ¿Qué se entiende por hermenéutica y por exégesis?

D. La persona de Jesús
  1. Enumere algunos datos históricos de Jesús
  2. ¿Qué significó el que Jesús llame Abbá a Dios?
  3. ¿Qué relación tiene Jesús con el anuncio del Reinado de Dios?
  4. ¿En qué pasajes bíblicos se observa claramente la escala de valores de Jesús?
  5. ¿Cuáles son las características del ethos de Jesús?
  6. ¿Por qué muere Jesús? ¿Qué hechos inciden para que Jesús termine en la cruz?
  7. ¿Qué representa la resurrección de Jesús? ¿Puede interpretarse su resurrección sin su muerte?
  8. ¿Qué quiere decir que Jesús murió por nuestros pecados?
  9. ¿Qué significa el que Jesús sea verdadero Dios y verdadero hombre?
  10. ¿Cómo purificar nuestra visión sobre Jesús, evitando todo tipo de exageraciones?

E. El cristianismo
  1. ¿Qué diferencia existe entre una iglesia y una religión?
  2. ¿En qué iglesia profesas tu religión? Enumera otras iglesias que sean de tu misma religión.
  3. Administrativamente, ¿cómo está organizada nuestra Iglesia?
  4. ¿Qué es una diócesis, una arquidiócesis y una parroquia?
  5. ¿Qué es un concilio ecuménico? ¿Quiénes participan de él?
  6. ¿Qué clases de concilios conoces? ¿Cuál fue la última reunión de obispos latinoamericanos?
  7. ¿Cuál es la función del cardenal y del colegio cardenalicio?
  8. ¿Quién nombra a los obispos y quién los ordena?
  9. Explique la dificultad de la primacía de la Iglesia
  10. ¿Por qué los esposos cuando van a contraer matrimonio deben hacerlo en su propia parroquia?

F. Eclesiología (la Iglesia)
  1. ¿Qué es la Iglesia? ¿Cómo la define el Concilio Vaticano II?
  2. ¿Cómo compartían la vida las primeras comunidades cristianas y cómo elegían a sus diáconos y presbítreros?
  3. ¿Quiénes conformamos la Iglesia? ¿Qué función desempeña el laico en la Iglesia?
  4. ¿Qué es un cisma? ¿Cuáles han sido los principales cismas de la Iglesia y por qué se han suscitado?
  5. ¿Por qué se dice que la Iglesia es sacramento de Cristo? 
  6. ¿Qué significa que los pobres son sacramento de la Iglesia?
  7. ¿Qué es la reforma protestante? ¿Quiénes son sus máximos representantes y qué hechos la generó?
  8. ¿Qué se entiende por contrarreforma católica? ¿Qué papel jugó la Compañía de Jesús en ella?
  9. Explique el asunto del celibato sacerdotal
  10. ¿Cuál debe ser nuestra postura como cristianos al interior de la Iglesia católica?

G. Sacramentos
  1. ¿Qué es un sacramento?
  2. ¿Por qué los sacramentos son siete?¿Por qué coinciden con etapas importantes de la vida como el nacimiento, la muerte, el matrimonio...?
  3. ¿Qué representa el bautismo? ¿Quién es su ministro? En caso de necesidad, ¿quién podría bautizar?
  4. ¿Qué es liturgia?
  5. ¿Qué es un sacramental? Dé algunos ejemplos. ¿En qué se diferencia de un sacramento?
  6. ¿Cuál es la materia, la fórmula y el ministro del sacramento de la reconciliación?
  7. ¿Qué tipos de rito, además del romano, existen?
  8. ¿Quién es el ministro del sacramento del matrimonio?
  9. Explique los tres grados del sacramento del orden sacerdotal
  10. Justifique la Eucaristía no solo como el recuerdo de un hecho pasado sino como la reunión comunitaria de los fieles en Cristo.

H. Los mandamientos, virtudes y dones del EESS
  1. Relate el contexto histórico del surgimiento de los mandamientos del pueblo judío.
  2. ¿Existe algún mandamiento que sea más o menos importante que otro? Justifique.
  3. Explique las implicaciones que tiene el quinto mandamiento.
  4. ¿Por qué si un joven promedio cumple la mayoría de mandamientos, no podemos decir de él que es un santo?
  5. Relate el contexto histórico de la época de Jesús en la que resumió los mandamientos.
  6. ¿Qué concepción debemos tener acerca del pecado?
  7. ¿De qué manera el amor da sentido a la vida moral del cristiano?
  8. ¿Qué son las virtudes y dones del Espíritu Santo?
  9. ¿En qué contexto histórico se sistematizan tanto las virtudes como los dones del Espíritu Santo?
  10. Explique la regla de oro del cristianismo

I. La teología de la liberación
  1. ¿Qué se entiende por teología?
  2. ¿Cuál es el contexto histórico en el que surge la teología de la liberación?
  3. ¿Cuál es el método social de análisis de la realidad que utiliza esta teología?
  4. ¿Por qué se llama teología de la liberación? Explique justificadamente cada argumento
  5. ¿Qué motivos le lleva al Vaticano a condenar algunos postulados de esta teología?
  6. Mencione algunos de los principales artífices de esta propuesta teológica.
  7. ¿Qué diferencia existe al hacer teología desde el primer mundo a hacerla desde américa latina?
  8. ¿Qué son las CEBs (comunidades eclesiales de base)?
  9. ¿Qué es la Conferencia de Medellín?
  10. ¿Cómo debe entenderse desde la Iglesia a la relación con los pobres?

J. Principios de la moral cristiana
  1. ¿Sobre qué trata la moral cristiana?
  2. ¿Qué diferencias existen entre ética y moral? ¿Cuáles son las etimologías de esas palabras y su utilización?
  3. ¿En qué se clasifica para su estudio a la moral? ¿De qué trata cada una de sus dos partes?
  4. ¿Qué se entiende por enfoque moral? ¿Qué enfoques de moral se conocen?
  5. ¿Qué es la moral personalista?
  6. ¿Cuáles son los tres momentos de la moral personalista?, ¿qué relación se encuentra entre ellos?
  7. ¿Qué se entiende por opción fundamental?
  8. ¿Qué diferencia existe entre el enfoque personalista y el neoconservador de la moral?
  9. ¿Qué es la patrística y qué la escolástica?
  10. ¿Cómo entender el texto de san Pablo "Allí donde abundo el pecado sobreabundó la gracia"?

K. El FAS-Gonzaga

Los nuevos soldados de Dios

Javier dejó novia, casa y coche; Íñigo dio el paso después de licenciarse en Derecho y Relaciones Internacionales; Luis todavía bromea con lo que le gustan las chicas... Así son los novicios de los Jesuitas, que inician en San Sebastián una intensa preparación que puede durar hasta 15 años 
La vidriera del noviciado de San Sebastián recoge el momento en que Ignacio de Loyola pronuncia sus votos en Montmartre.:: JOSÉ IGNACIO LOBO ALTUNA
Chica, casa, coche, moto y un trabajo en una gestora de fondos de inversión capaz de catapultarle a las esferas más altas del firmamento financiero. Al madrileño Javier Días las cosas le iban tan bien que cuando comunicó hace un par de años a su familia y sus amigos su intención de ingresar en un noviciado para hacerse jesuita, todo a su alrededor se volvió perplejidad. «La primera reacción es de sorpresa y en algunos casos de oposición, aunque a medida que pasa el tiempo las cosas se van calmando». Javier, 29 años y verbo apasionado, tuvo que vencer las resistencias de un padre que juzgaba su decisión demasiado radical. «Él insistía en que podía compatibilizar mi labor de ayuda a los demás con mi vida familiar y profesional, pero en mi interior yo ya sabía que había llegado el momento de dar el paso».

Javier es uno de los siete jóvenes que se han incorporado este curso al noviciado San Francisco Javier, el centro por el que pasan desde 2006 todos los aspirantes a jesuita de España. Se trata de un viejo edificio ubicado en el corazón del colegio que la Compañía de Jesús tiene en San Sebastián, que como no podía ser de otra forma lleva el nombre de San Ignacio de Loyola. La casa fue durante años el hogar de los jesuitas que impartían clases en el centro, reemplazados hace ya tiempo por docentes seglares. «Hasta el año 2001 había siete noviciados en todo España, pero con la crisis de vocaciones se tomó la decisión de dejar un único centro que al principio se radicó en Zaragoza y unos años más tarde se trasladó aquí», explica Pablo Alonso, maestro de novicios.

El naufragio causado en las órdenes religiosas por la caída de vocaciones también ha afectado a los jesuitas. Los cerca de 36.000 integrantes que sumaba la compañía en sus años dorados, los que siguieron al final del Concilio Vaticano II, allá por 1965, se han quedado en poco más de 18.000. Así y todo, los discípulos de San Ignacio siguen siendo la orden masculina más importante del catolicismo y una de las organizaciones más influyentes del planeta por su extraordinaria red educativa. En sus colegios y universidades estudian en torno a 1,5 millones de alumnos, aunque esa cifra se multiplica por dos si se suman los chavales que acuden a centros adheridos al movimiento Fe y Alegría, una red docente que trabaja en áreas desfavorecidas de países en desarrollo y que tiene una fuerte implantación en América Latina.

La portentosa maquinaria levantada por los antiguos soldados de Cristo -en EE UU aún se les conoce coloquialmente como 'God's marines', marines de Dios- anda necesitada de nueva savia para seguir haciendo buenas las palabras pronuncias por Pablo VI en 1975: «Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles o de primera línea, ha habido o hay confrontaciones: en los cruces de ideologías y en las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano allí han estado y están los jesuitas»

Cada año se contabilizan entre 450 y 500 nuevos novicios, la mayor parte de ellos procedentes de Asia, África y América Latina. La India es ya desde hace tiempo el país que más vocaciones aporta. En los centros de Estados Unidos y Europa occidental, antaño principales semilleros de la compañía, la edad media ha crecido de forma alarmante y el reemplazo generacional ha pasado a ser una utopía. En España, donde se llegaron a contabilizar hasta 150 aspirantes anuales, sobran los dedos de las manos para contar las nuevas incorporaciones: siete al año.

«Igual es mejor así», razona el madrileño Íñigo Alcaraz, un licenciado en Derecho y Relaciones Internacionales con planta de modelo que cumple su segundo año de noviciado. A Íñigo, que tiene 24 años, le parece que la calidad está por encima de la cantidad cuando se habla de vocaciones. «A día de hoy el que se mete en esto lo hace porque lo tiene muy claro, no como antes, que igual se dejaban llevar por la corriente». Y muy claro tenía que tenerlo él cuando dijo adiós, después de una estancia en la India con niños desheredados, a un itinerario balizado que le conducía directamente al éxito profesional. «Era consciente de que con mi expediente académico y los contactos de mi familia no me iban a faltar oportunidades de tener un buen trabajo, pero después de lo que viví en la India me di cuenta de que mi camino no era ese».

Revelación, experiencia, iluminación, llamada... No hay consenso entre los novicios para denominar el sentimiento que ha puesto sus vidas patas arriba. Quizás en el diccionario no haya un término lo suficientemente expresivo para describir el costurón que se abre en el alma cuando se toma una decisión así. Tampoco se ponen de acuerdo a la hora de acotarlo en el tiempo; para unos es producto de años de reflexión y para otros, un brote que surge de la noche a la mañana. En el caso del propio Íñigo, el detonante fue su participación en el verano de 2008 en un proyecto auspiciado por la Universidad de Comillas para construir un centro médico en una aldea india. «Por las mañanas trabajábamos en las obras y por las tardes íbamos a una misión en la que había unos cuarenta niños dalits, que son los parias». El contacto con aquellos chavales activó un complejo mecanismo que al cabo de un año desembocó en la decisión de ingresar en la Compañía de Jesús. «En mi familia hubo un desgarro tremendo, aunque con el tiempo las cosas se han normalizado y lo han asumido».

Íñigo cumple su segundo año de noviciado y es por tanto uno de los veteranos del centro. El proceso de formación de un jesuita es extraordinariamente complejo y puede durar hasta quince años. Es el precio a pagar por la hegemonía intelectual de la orden dentro del mundo católico. El maestro de novicios, que tiene entre otros estudios la carrera de Filología Bíblica, resume el itinerario: dos años de noviciado, otros dos de juniorado (estudios de humanidades que van del arte a la historia pasando por los idiomas), tres de filosofía, dos de magisterio (se interrumpen los estudios para participar en alguna actividad de la compañía, generalmente educativa) y cuatro de teología. «No es un recorrido cerrado y depende tanto de la evolución de la persona como de los conocimientos con los que llega cuando inicia el proceso», acota el responsable de formación.

Esos conocimientos no suelen ser pocos. La práctica totalidad de los doce aspirantes que viven en San Sebastián tienen estudios superiores y son además capaces de manejarse en varios idiomas, algo que se valora singularmente en una compañía que hizo de la 'globalización' una de sus señas fundacionales muchos siglos antes de que las multinacionales imprimiesen al término un concepto puramente mercantil. 

El primer filtro 

Suele ser muy raro que alguien eche la toalla durante el noviciado. Los candidatos llegan con las ideas claras y antes de entrar tienen el soporte de un acompañante que les ayuda a descubrir si realmente están en condiciones de embarcarse en la aventura. «Es lo que se conoce como prenoviciado, que sirve de preparación y a la vez contribuye a disipar las incertidumbres de los que quieren entrar en el centro», aclara el maestro de novicios. En esa etapa, que suele durar un curso académico, el aspirante sigue viviendo con su familia y realiza una vida convencional mientras reflexiona sobre su futuro. El prenoviciado hace las veces de filtro: alrededor del 25% de los aspirantes suele abandonar la idea de hacerse jesuitas en esos meses.

Pasado ese primer tamiz llega la hora de la verdad. Al cruzar las puertas del noviciado uno deja atrás toda su vida anterior. Es la gran prueba. «Con lo que a mí me gustan las chicas, ¡para rato me veía yo viviendo así hace unos pocos años!», bromea Luis Salinas, un leridano de 27 años de talante campechano y sonrisa fácil que cumple su segundo año. Licenciado en Ciencias Ambientales y amante de la naturaleza, el sueño de Luis pasaba por compartir un hogar en el campo con su pareja. «Me imaginaba a mí mismo dando clases en el instituto de algún pueblo y llevando una vida apacible con mi chica en una casa que tuviese su propio huerto», insiste risueño. El ejercicio del celibato ha sido desde que el hombre es hombre el principal factor disuasorio de las vocaciones religiosas. «Las cosas que me gustaban antes me siguen gustando igual ahora, pero ha surgido otro elemento que me atrae más y que hace que ya no tengan la importancia que les daba», zanja Luis sin enredarse en más disquisiciones. 

Los votos -pobreza, obediencia y castidad- se pronuncian al terminar estos dos años de formación, aunque hay una asunción implícita del compromiso al ingresar en el centro. Este periodo combina actividades orientadas a la introspección -30 días de ejercicios espirituales, misa y una hora de oración diarias- con experiencias de servicio a la comunidad. El novicio pasa largas etapas asistiendo a internos de un centro psiquiátrico -un mes- o colaborando con las tareas que se llevan a cabo en una casa de acogida para enfermos de sida. En el segundo año se lleva a cabo una 'prueba', la peregrinación, que dice mucho del espíritu que impregna a la orden ignaciana: se les 'abandona' en una localidad y deben desplazarse a otra situada a decenas o centenares de kilómetros sin disponer de recursos económicos, como si se tratara de un programa de supervivientes. Durante quince días se tienen que buscar literalmente la vida para viajar y procurarse además el sustento.

El noviciado se cierra con el pronunciamiento de los votos en una ceremonia que en los últimos años ha tenido de escenario el Santuario de Loyola (Azpeitia), lugar de nacimiento del fundador y epicentro sentimental de la compañía. Es entonces cuando los novicios adquieren la condición de jesuitas. No todos los jesuitas, sin embargo, terminan siendo sacerdotes. Para hacerlo deben adaptarse al prolijo itinerario de formación establecido. La ordenación sacerdotal suele llegar en la parte final del recorrido, generalmente al término de los estudios de teología. El proceso culmina con la tercera probación, una experiencia similar al noviciado que dura seis meses y en la que la compañía «evalúa por última vez la aptitud del sujeto para ser admitido definitivamente en ella». A la prueba le siguen los últimos votos y el ingreso formal en la orden. Habrán pasado entonces una media de quince años.

Hacerse jesuita, como se ve, exige algo más que la renuncia a los placeres del mundo terrenal. Quienes recorren todo el itinerario formativo adquieren un bagaje de conocimientos y destrezas que hace de ellos un auténtico cuerpo de élite dentro del catolicismo. No es extraño que con esos poderes la orden haya suscitado históricamente recelos dentro y fuera de la propia Iglesia. «Sabemos que al aceptar el servicio a Dios podemos exponernos a grandes riesgos, a la muerte incluso como ha ocurrido no pocas veces, pero lo asumimos con todas sus consecuencias». Palabra de novicio.

Fichas Jesús

Leer  y responder como comentario las preguntas del documento.
No olviden incluir los nombres y paralelo.
Luego de cada jornada se debe leer dos fichas

Fichas Jesus

Tony Meléndez

Una sociedad en la que quepan todos




Hugo Assmann


En las últimas décadas, los sectores cristianos más sensibles al clamor de los pobres y excluidos han creado lenguajes vigorosamente denunciadores de las lógicas de exclusión y anunciadores de la fuerza histórica de la conversión a la fraternura (N.E.: Hemos conservado el neologismo "fraternura", propio del autor, e" cuanto indica no sólo una situación (fraternidad), sino sobre todo el sentimiento y la lógica que la animan) y a la afirmación de la vida. A veces esos lenguajes adquirieron un andamiaje sistematizador proveniente de modelos de lectura de la realidad bien determinados. Surgió, entonces, el riesgo de la rigidez de ciertos conceptos, útiles como herramientas del análisis. pero también delimitadores reductivos de la percepción de lo real.

Hoy se percibe, un poco por toda partes, el deseo de alejarse de esquematismos y respuestas definitivas. Precisamente por ser tan grande la exigencia de seriedad teórica que nos demanda la complejidad de los rápidos cambios en el mundo, nos encontramos mucho más en el afán de mejorar las preguntas que de aceptar conclusiones. Sentimos necesidad de conceptos abiertos, transversátiles, transdisciplinarios.

(…)
2. Ética Solidaria, aceptación del mercado y denuncia de sus formas idolátricas

Debería quedar claro que, al hablar de una sociedad donde quepan todos, nos estamos refiriendo a un principio orientador radical, que debe servir como criterio para diferenciar opciones posibles. No se trata de una enunciación completa de lo que hay que hacer, sino de la indicación del principio a la luz del cual habrá que decidir lo que hay que hacer. Por eso deberá encarnarse en criterios de verificación (punto sobre el cual haré algunos planteamientos más adelante, al referirme a la corporeidad como fuente de criterios). Un principio nunca se basta por sí mismo, porque no es él sino sus aplicadores los que deciden sobre los criterios prácticos de concretización del principio orientador general. Y tales decisiones nunca son de aplicación automática, sino encamación interpretativa de un principio en realidades mucho más complejas que la mera enunciación del principio. Cuando no se tiene en mente esta distinción. lo que se hace es nada más que inaugurar un nuevo slogan supuestamente autovalidante y autosuficiente. O sea, caemos de vuelta en la trampa de una equivocada gnosis pseudo-profética.

No se debe minimizar la importancia del viejo problema que se refiere a la dialéctica entre lo deseable y lo factible. Pero hay que tener muy claro que lo ideal y lo viable no son bloques predefinidos en un mundo platónico de las ideas sino que son hechos socioculturales. Todas la culturas (religiones, creencias, ideologías) representan forma-s de ponerse de acuerdo (o en desacuerdo) sobre lo que se admite como real, tanto en lo que se refiere a lo deseable. como en lo visto como factible. Trátase de un problema que se verifica de hecho en cualquier tipo de convivencia colectiva, mucho más en sociedades amplias y complejas como las modernas. Las filosofías lo llaman contingencia o condición humana; las ciencias sociales lo plantean como los límites de la factibilidad; y la teología cristiana lo denomina pecado original (por supuesto, no entendido como una especie de mancha ontológica de los individuos aisladamente, sino como dramaticidad de la convivencia social, pues es de ella que ese mito clásico, que aparece, bajo nombres distintos, en prácticamente todas las culturas, tuvo su origen, y es también allí que adquiere su valor hermenéutico).
Tenemos que preguntamos hasta qué punto estamos maduros para los siguientes tres desafíos: una concepción moderna de la ética, la adhesión plena a la democracia y la aceptación de una economía con mercado.

a) Una concepción moderna de Etica debe saber lidiar con dos aspectos: Etica en cuanto perspectiva de opciones básicas (la óptica espiritual de los valores irrenunciables) y Etica en cuanto normatividad institucionalizable (la dura negociación de consensos con vista al establecimiento de normas jurídicas y la creación de instituciones, que tendrán efectos auto-reguladores en la dinámica de las sociedades complejas). En otras palabras, no existe ética social, como conjunto de comportamientos significativos, si ella no llega a expresarse mediante objetivaciones de las relaciones intersubjetivas en el cumplimiento de normas, en las que toman cuerpo las virtudes (y los pecados) de la convivencia social.

Específicamente en el campo económico, no hay ética económica capaz de ejercer influencia relevante si ella queda reducida a principios generales y no toma cuerpo en mecanismos normativos de la interrelación entre los agentes económicos y la sociedad como un todo. Donde eso todavía no existe, o existe en forma tan solo embrionaria, los esfuerzos de humanización de la convivencia social deben orientarse, conjuntamente, hacia los dos aspectos de la Etica: la constante enfatización del principio orientador básico (una sociedad donde quepan todos) y la construcción de consensos colectivos encamados en instituciones, donde se puedan aplicar criterios de verificación sobre si dicho principio de hecho es asumido como orientación o se quedó olvidado. Con esta distinción se vuelve obvio que los dos planos, el del principio orientador y el de los criterios de verificación, tienen que interpenetrarse, aunque ninguna institucionalidad concreta agote las exigencias radicales del principio orientador. No hay que aceptar ninguna pretensión de identidad entre la ley y el espíritu.

b) La democracia es la forma institucionalizada de bregar públicamente con las incertezas y las diferencias de todo tipo. No debería haber dudas respecto a la preferencia por procesos democráticos, aún en los contextos donde la democracia todavía no asumió un nítido contenido económico y social. Sigue presente, en ciertos grupos de izquierda, una sospecha, y a veces incluso un cierto desprecio, respecto a la preeminencia humanizadora de los procesos democráticos. Los procesos democráticos son siempre preferibles a las formas autoritarias. Probar eso, a la luz de los hechos históricos de América Latina, no resulta nada fácil, pero, mirando hacia adelante, es un desafío irrenunciable. Empieza además a evidenciarse que la exigencia de procedimientos democráticos, cuando es tomada en serio, entra necesariamente en choque con el ideario neoliberal, que por algo da aliento al surgimiento de un discurso sobre los límites de la democracia. Tiene mucho sentido plantear, por ejemplo, el reclamo de democratización del sistema financiero internacional (FMI y Banco Mundial, por ejemplo), de los procesos de decisión financiera, y del acceso al mercado en general.

c) Aceptar, crítica pero también positivamente, el mercado y su funcionalidad dinamizadora para la economía, sin desistir de metas solidarias, exige una reflexión nueva sobre la concepción misma de sujeto ético, individual y colectivo. ¿Por qué? Entre otros motivos, por el hecho de estar implicada en esto la aceptación de que, en la realidad, las intenciones conscientes tienen que habérselas con los más diversificados procesos auto-reguladores de la convivencia humana colectiva, sea en lo religioso, sea en lo cultural, y acentuadamente en los comportamientos que se refieren a los tres momentos de lo económico: la producción, la circulación y el consumo, hoy completamente entremezclados.

Ética Solidaria y aceptación del mercado con su autorregulación (parcial, pero real) es una temática compleja que incluye, por una parte, seguir diciendo lodo lo que hemos dicho hasta ahora sobre la idolatría de un mercado mesianizado, o sea, seguir denunciando a los que sostienen que fuera del mercado no hay salvación, y, por otra parte. asumir igualmente lenguajes positivos acerca del mercado, y eso no sólo por motivos coyunturales de la actualidad. sino para afirmar positivamente que mecanismos de mercado son adecuados para la dinamización y diversificación creativa de la economía. Aceptar positivamente e! mercado implica tener en cuenta lo que es históricamente factible, y de qué manera resulta más factible, puesto que los seres humanos tienen pasiones e intereses, aunque también puedan abrirse a la solidaridad. Y aceptar que la convivencia socialmente productiva exige el respeto por los seres humanos tales como son.

Es precisamente cuando se acepta que el mercado tiene también una funcionalidad positiva —o sea, que en él coexisten y se entremezclan la lógica de la exclusión y la d. la inclusión— que se percibe mejor cuan necesario e-seguir insistiendo que es falso que el mercado contenga una especie de solidaridad congénita, que dispensaría la intencionalidad consciente, esto es, la conversión a la solidaridad y la construcción de políticas públicas de direccionamiento de la economía con mercado hacia metas sociales, que ella no cumple espontáneamente. En otras palabras, quienes s. niegan a elaborar lenguajes también positivos acerca de la funcionalidad del mercado, junto con el análisis de su tendencia estructural a la lógica de exclusión, practican una especie de auto-exclusión del intercambio de lenguajes funcionales a la acción política, acción que implica una dura y constante negociación de consensos hacia política-públicas relacionadas con prioridades sociales.

La subjetividad de los actores sociales está configurada por la unidad inseparable entre necesidades y deseos. No es al margen de sus pasiones e intereses que los seres humanos se dejan eventualmente impregnar de sensibilidad hacia sus semejantes, sino justamente a través y mediante tales pasiones e intereses. Hay que saber probar, de alguna forma, que amar a los semejantes es rentable en términos humanos, aunque no lo fuera en términos de contabilidad financiera. En esta perspectiva ya no se puede seguir postergando el tratamiento, positivo y directo, de la cuestión del derecho a un consumo en niveles satisfactorios para una existencia cotidiana agradable y de la cuestión del derecho al gusto de vivir.

Se trata del gran tema de la felicidad y del placer, que no tiene por qué ser considerado un tema burgués. Es el tema popular por excelencia. Lástima que los cristianos, incluso por tradición religiosa y cultural, no se adelanten en tratar abiertamente este asunto, quizá por no haber todavía entendido la forma como el capitalismo lo incorporó y distorsionó, asi como elaboró un verdadero secuestro del mandamiento nuevo del amor al prójimo mediante su versión de una supuesta solidaridad originaria del mercado (la famosa mano invisible providencial).


La ciudad de Dios


La ciudad de Dios (Cidade de Deus)
Brasil (130 minutos)
Año: 2002
Dirigida por: Fernando Meirelles y Kátia Lund
Guión: Braulio Mantovani
Fotografía: César Charlone
Alexandre Rodrigues (Buscapé/Cohete)
Leandro Firmino da Hora (Zé Pequeño)
Phellipe Haagensen (Bené)
Douglas Silva (Dadinho)
Darlan Cunha (Filé com Patatas)
Graziella Moretto (Periodista Marina Cintra)
Seu Jorge (Mané Galinha/Manuel el mujeriego)
Alice Braga (Angélica)
Reagan Nolasco (Tuwiko)
Nominaciones al Oscar:
2003: Mejor director, mejor guión adaptado, mejor fotografía, mejor montaje.
Nominada a los Globos de Oro.
Excepcional e innovadora película brasileña en la que el talento visual está al servicio de una narración densa pero transparente. El director ha absorbido lo mejor del cine americano de los setenta para ofrecernos su peculiar visión de las luchas entre bandas en la favela Ciudad de Dios hace unas décadas. Magistral en casi todos los sentidos, es especialmente admirable el ritmo y el desarrollo de la historia, el soberbio montaje, la utilización de la música y la capacidad para mostrarnos la belleza en medio de lo terrible.¿Es posible que no le guste a alguien? (Daniel Andreas: FILMAFFINITY).

Diagnóstico Moral Cristiana



Diagnóstico
1. ¿Qué significa que el ser humano constituye el centro y sujeto de la moral cristiana?
2. ¿Para el cristiano, qué significa ser feliz?
3. ¿Cómo interpretar los versos del Génesis: “los creó a su imagen y semejanza”?
4. ¿Qué es la regla de oro del cristianismo? ¿Cómo la he estado viviendo hasta ahora?
5. Si fuera evaluado sobre mis vivencias de las cualidades del amor, ¿qué podría argumentar en relación a mi grupo de amigos, a mi curso, a mi ciudad, a mi país, al mundo?


Un resumen...

Bienvenidos, chicos y chicas, a este último año de bachillerato en el que estudiaremos en el área de Formación Cristiana, la Enseñanza Social de la Iglesia (ESI).

Pero, antes de comenzar propiamente con el tema, es importante comenzar haciendo una breve y profunda revisión de los principales temas que han sido estudiados en los años anteriores. Para ello, les invitamos a preparar una investigación que deberá concretarse en una exposición. 

Aquí, algunas de las características que debe cumplir el trabajo:
  • De acuerdo a las disposiciones del educador, se deberán formar grupos de 2 o 3 estudiantes, a cada uno de los cuales se les asignará uno de los temas que se encuentran enseguida.
  • Se deberá investigar el tema asignado y realizar un informe escrito que debe ser entregado al educador en la fecha señalada y según el formato acordado. De no hacerlo, se tendrá una penalización de 4 puntos por cada día de retraso.
  • También en la misma fecha se deberá realizar una exposición de 20 minutos. Para ello se podrá utilizar ayudas audiovisuales. Es necesario entregar, además, una hoja resumen (máximo 2 carillas) para el resto de compañeros/as de curso.
  • El informe escrito tendrá una calificación de 20 puntos (Formato: 4; bibliografía: 4; investigación: 8; redacción: 4).
  • La exposición se calificará también sobre 20 puntos (Tiempo empleado: 4; material de apoyo audiovisual: 4; dominio del tema: 8; dinámica comunitaria: 4).
  • Finalmente, al final de las exposiciones se tendrá una prueba de contenidos sobre 10 puntos. La participación con preguntas y comentarios de los/as estudiantes mientras los compañeros se encuentran exponiendo también tendrá una valoración de otros 10 puntos, dependiendo de la calidad de su formulación.


1. Las visiones de Dios, el hombre y el mundo. (Los griegos, el existencialismo, el humanismo, el marxismo, el romanticismo, Encíclica Gaudium st Spes, Conferencia de Puebla).

2. Formas de relacionarse con el trascendente: las religiones. (Las grandes religiones monoteístas: cristianismo, islamismo, judaísmo; nombres de las deidades, principios que las sostienen, libros sagrados; significado de ecumenismo y diálogo interreligioso).

3. La Biblia (estructura, tipos de libros, método sapiencial).

4. La persona de Jesús (el proyecto de Jesús, la tarea de Jesús, la personalidad de Jesús, la muerte y resurrección de Jesús) (José María Castillo, Teología para comunidades).

5. El cristianismo (iglesias cristianas, composición de la Iglesia católica: jerarquía, religiosos y laicos, estructura de la Iglesia católica: jerarquía de la Iglesia católica y división administrativa en arquidiócesis, diócesis, parroquias)

6. Eclesiología (qué es la Iglesia, historia de la Iglesia, cismas de la Iglesia, la Iglesia sacramento de Cristo, los pobres sacramento de la Iglesia).

7. Los sacramentos (definición de liturgia, diversidad litúrgica, los siete sacramentos, los sacramentales).


9. Breve historia de la teología de la liberación.


10. Principios de la Moral Cristiana (definición, enfoques de la moral, moral personalista, moral personaly moral social).